Mostrando entradas con la etiqueta CRONICAS DE VIAJES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CRONICAS DE VIAJES. Mostrar todas las entradas

martes, 26 de abril de 2011

EL VIAJE DEL QUIRQUINCHO II


Noviembre de 2008

Partecita II

La chacarera del motor

Es la mañana nublada del viernes y las nubes se amontonan allá en el fondo, donde el valle deja de serlo y nace el desierto.
Empujamos entre cuatro el Jeep que se hace desear pero siempre arranca. Subimos a las corridas mientras el Dante acelera a fondo.
Salimos a la ruta hasta Villa Regina que queda a unos cuarenta kilómetros de Roca. Tenemos que buscar algunas cosas en la Escuela antes de partir el fin de semana.
Paramos a comprar un salamín, manzanas gigantes y rojas y un champagne casero. Miramos en silencio las montañas del valle, los colores de grises a naranjas y las capas como cuando ves una piedra por dentro. Allá, señala Dante, todavía se encuentran caracoles de mar. Todo esto estaba lleno de agua hace millones de años.
Los pibes están con Gonzalo (el amigo mecánico y cirujano del quirquincho) en el taller de Pato trabajando.
Nosotros llegamos al taller de tardecita, después de comprar varios repuestos para el quirqui. La imagen es grave: tenemos que salir mañana para El Bolsón y el Perkins (ese motor gigante del Dodge) está en el piso lleno de aceite por todos lados. El Gato, el Turco y Gonza están literalmente metidos adentro del motor.
A partir de ahora y por dos días, nuestro mundo se reduce a bulones, radiador, botadores, pistones, mangueras y válvulas.
Un par de docentes, dos músicos, un masajista y un abogado, ahora no son mas que ayudantes de mecánico.
La noche se hace larga. Tocamos unas chacareras al costado de los que laburan. Luego cambiamos y pasamos adentro del motor.
La ansiedad va creciendo a medida que el rugir del Perkins se siente mas cerca.
Ya estamos en la hora número catorce de trabajo.
Por fin, como milagrosamente el quirquincho vuelve a ladrar. Vuelve a gritar, a llorar, a andar. Como siempre. El quirquincho vuelve a andar.
Y nosotros nos abrazamos como locos. Entonces descorchamos en champagne ese caserito.
Mañana zarpamos para Bolsón al encuentro de Radios Comunitarias.

EL VIAJE DEL QUIRQUINCHO I


Octubre de 2008

Partecita I

Que bien que va la vida cuando se hace un viaje. A donde sea que viajamos.
Es la tarde primaveral de un miércoles de octubre y en Paternal aparecen los primeros vendedores de jazmines en los semáforos. Juan Carlos, el del geriátrico de al lado, está tomando mate en la vereda con una de las enfermeras.
Tomo un té a los apurones mientras preparo la mochila.
Tres calzones, tres pares de medias, un polar, dos largos, un corto y una campera porque en Patagonia refresca de veraz. Elijo tres libros, agarro el cuadernito y salgo a Retiro nomás.
Me encuentro con el Tavo en la plataforma diez.
Nos abrazamos cómplicemente. Tenemos muchas ganas de irnos especialmente esta vez. Cargamos el termo con agua caliente y subimos al bondi.
Es un mediodía verde y fresco de jueves en el valle de Roca (la ciudad de Piedra, como nos enseño a llamarla el Dante).
Lo primero que hacemos es llamar a los pibes. Hace muchos años que no volvemos a estar todos juntos. el Dante, el Gato y Fa. Cada uno va haciendo camino al andar.  Ya no somos esos adolescentes rabiosos de ciudad.
Además está el Turco de Córdoba y los amigotes del Dante de siempre (esos amigos que te reciben en una chacra con un corderito o en un patio con un fernet fresquito).
Los pibes están en el taller arreglando el quirquincho. Parece que se hizo mierda el motor.
Al final nos encontraremos todos a la noche. El Dante se despacha con terrible lechón al asador que comemos con las manos como neandertales.
Panza llena, homos contentus.
Fumamos y vemos el bracerio apagarse lentamente.
El Gato arma unos tabacos. Llena los vasos. Pide una zamba vieja.
Hace años que no mirábamos el fuego juntos en silencio.