martes, 26 de abril de 2011

JUAN PIBE

* En el año 2009 al señor Mauricio Macri (Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) se le ocurriò poner la Escuela de la Policìa Metropolitana, en el edificio de "Puerto Pibes"(un espacio que era habitado por cientos de docentes y miles de pibes de todo el paìs, haciendo talleres de arte, actividades recreativas y convivencias). De aquellos dìas de resistencia y ocupaciòn naciò este relato.

Juan Pibe es joven y argentino. Puro delito. Joven y argentino.
Juan Pibe desayuna todos los días mate cocido con preguntas. Sobre la muerte y el futuro, sobre el origen del universo y el amor, sobre el hambre y el dolor.
Dicen los diarios y anuncia la tele que Juan Pibe es un asesino. Que anda de caño, que roba para comprar paco. Claro, es un asesino. Claro, es un joven y argentino.
Dice los dichos populares que la juventud es el futuro. Que Juan Pibe es el futuro y no el presente. Nunca el presente.
Todos los sábados Juan Pibe se levanta 7 y pico, para llegar a pata, tren o bondi hasta Puerto Pibes. Ahí nomás, frente a la cancha de River, llega desde la villa 21 de Barracas, y la 31 de Retiro, y los monoblock de Lugano, y Soldati.
A las nueve empieza una ronda de mates calientes para aguantar un poco el frío. Una ronda de jóvenes sin rostro, de esos que no aparecen en la pantalla plana del plasma. De esos Nadies, que no son titular rojo y amarillo de un canal de noticias. Porque son Ningunos y Nadas sin vos en la radio ni palabra en los periódicos.
Casi como a las diez, una Profe pega un afiche en la pared de la sala, que invita a pensar y debatir. Qué es un grupo, como conseguimos la guita para los disfraces de la obra, con quiénes nos gustaría compartir una jornada de recreación o cuántas guitarras tenemos en el hospital de niños.
Al mediodía hay que parar un rato. Un almuerzo con los sanguches de las viandas y pequeña guitarreada, para poder seguir proyectando. A qué comunidad llevamos nuestro espectáculo, como generamos un taller para reflexionar sobre la contaminación o los derechos de los niños o en qué parroquias y comedores de nuestro barrio podemos trabajar.
Hace un par de semanas Juan Pibe llegó a Puerto Ratis y había 30 policías metidos en dos salas. Esas salas que alguna vez albergaron a cientos de niños que venían desde las provincias a pasar unos días de juegos y turismo social en Buenos Aires.
En la puerta le dijeron que ahora, ahí, en Su Puerto Pibes, funcionaba la Policía Metropolitana.
Juan Pibe no sabe si va al Curso de Formación de Líderes Recreativos y Comunitarios o está en la escuela de Cadetes de la Policía Metropolitana. Porque caminando por los pasillos encontró a dos hombres de nuca rapada con un cuchillo y una pistola en la cintura.
Juan Pibe conoce esas armas. Desde muy chiquito las conoce. Su papá y su mamá también las conocen.
Son las armas de un Estado que casi siempre le dio la espalda. De un Estado que un día le dio un DNI y luego, toda la vida lo ninguneó. Y ahora que es joven un Estado que le pone apellido. Juancito ahora es Joven. Ahora es Juan Asesino.
Como Juan está en ese momento de la vida en que uno más que nunca se pregunta, es que piensa.
¿Por qué Escuelas de Policía en vez de Escuelas?
¿Por qué la Policía Metropolitana debería nacer robándole un espacio a los pibes de la ciudad?
¿Qué tienen que ver las tizas y los guardapolvos con las balas y los patrulleros?
¿Algún día dejaremos de hablar de Inseguridad para hablar de Inclusión Social?
¿A quién se le puede ocurrir que un incendio se apaga con nafta?

Bs.As., Mayo de 2009
Leo Parigi

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